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TRUMPSILVANIA’, la nueva novela de Luis Artigue.

Editorial: Eolas Ediciones - Ilustración portada: Farruqo


ÚLTIMAS NOTICIAS EN CRAPULAKE CITY

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ÚLTIMAS NOTICIAS EN CRAPULAKE CITY 〰️


Trumpsilvania en ‘Carlota en la radio’, por Carlota Suárez.

 
 

Carlota Suárez habla esta semana de Trumpsilvania en su sección ‘Carlota en la Radio’, en el programa La buena tarde de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA).

Es irónico, ácido, divertido, es leonés: Luis Artigue. Un leonés pelirrojo que acaba de editar con Eolas Ediciones, ‘Trumpsilvania’. ¡Agarraos los colmillos!, la última novela de Luis Artigue que hará que Drácula parezca un boy scout.

- Carlota Suárez-

 
 
 

Éxito rotundo en la presentación de Trumpsilvania en León

La ciudad de León acogió con entusiasmo la presentación de Trumpsilvania , la nueva novela de Luis Artigue, editada por Eolas Ediciones y presentada por Pedro Trapiello.

El acto reunió a un nutrido público que llenó la sala, demostrando el interés de los leoneses por esta sátira literaria que mezcla política y elementos góticos con el particular estilo de Artigue. La velada estuvo marcada por el humor, la ironía y una interesante reflexión sobre la actualidad política y cultural.

El evento también sirvió para charlar sobre el trasfondo de la historia, en la que la figura de un líder populista con ecos de ultratumba amenaza con devorar la democracia.

Al finalizar el acto, los asistentes se llevaron sus ejemplares firmados por el autor.

Desde la organización del evento y la editorial Eolas Ediciones, se agradeció la calurosa acogida de los leoneses, que demostraron una vez más su pasión por la literatura y el pensamiento.


Caos post-electoral: Crapulake City en llamas tras la victoria de Donald

La resaca electoral en Crapulake City no ha llegado con calma, sino con incendios, barricadas y un caos que ni el mejor guionista de cine de acción podría haber imaginado. Tras el anuncio de la victoria de Donald, la ciudad ha entrado en combustión espontánea, con protestas en las calles, enfrentamientos entre ciudadanos y un despliegue policial que parece sacado de una ocupación militar.

Desde la madrugada, grupos de manifestantes han tomado plazas y avenidas principales, denunciando un fraude electoral del tamaño de un rascacielos. "¡Nos robaron la democracia!" gritan algunos, mientras otros se limitan a lanzar objetos contundentes contra edificios gubernamentales. En redes sociales, los videos de los disturbios han sido bautizados como #CrapulakeArde y #LaDemocraciaSecuestrada, convirtiéndose en tendencia nacional.

El gobierno local ha respondido con un toque de queda que ha sido recibido con la misma autoridad que un cartel de "no pisar el césped". Las fuerzas de seguridad han desplegado tanques de agua, gases lacrimógenos y un repertorio de tácticas disuasorias que solo han conseguido avivar más la furia de los manifestantes. Mientras tanto, los seguidores de Donald celebran su victoria desde sus casas, mayormente porque salir a la calle es un riesgo equiparable a caminar descalzo sobre vidrios rotos.

En medio del caos, la gran incógnita es qué hará Donald para apaciguar la situación. Su equipo ha prometido un mensaje de unidad, aunque los rumores indican que podría declarar medidas de emergencia más drásticas. Lo único seguro en Crapulake City es que el panorama post-electoral es cualquier cosa menos tranquilo, y que la ciudad se enfrenta a uno de los capítulos más tensos de su historia reciente.


Reacciones al discurso de Donald: Entre el júbilo y el pánico en Crapulake City

El primer discurso de Donald tras su victoria electoral no ha dejado a nadie indiferente en Crapulake City. Mientras sus seguidores lo recibieron con vítores y celebraciones desmedidas dignas de un campeonato mundial, sus detractores se refugiaron en bares, redes sociales y grupos de autoayuda para sobrellevar lo que consideran el inicio de una era oscura.

En el lujoso Salón de los Espejos, la élite de Crapulake brindaba con champán mientras repetían con fervor cada una de sus promesas de "orden y prosperidad". "Es el líder que necesitábamos", aseguró un magnate inmobiliario, mientras encargaba estatuillas doradas con la cara del nuevo presidente. Para ellos, Donald representa la mano firme que pondrá en su sitio a "los desordenados" y traerá estabilidad, aunque a costa de algunas libertades que consideran prescindibles.

Por otro lado, en las calles, la tensión se palpaba en cada rincón. Miles de ciudadanos salieron a protestar contra lo que consideran un gobierno basado en el miedo y la imposición. En los barrios más populares, se escuchaban gritos de "¡Nos vendieron la democracia!", mientras las pancartas con mensajes de resistencia se multiplicaban. Las redes sociales estallaron con memes, hilos explicativos y hashtags como #NoEsMiPresidente y #CrapulakeResiste, reflejando el rechazo de una parte significativa de la población.

La comunidad internacional tampoco tardó en reaccionar. Mientras algunos gobiernos enviaron mensajes protocolares de felicitación, otros han expresado su preocupación ante la posibilidad de que Crapulake City entre en un periodo de "democracia dirigida". Analistas políticos advierten que su retórica polarizante podría profundizar la división en la sociedad y generar un clima de incertidumbre permanente.

Mientras tanto, Donald se mantiene firme en su postura. Con una sonrisa confiada y su característico estilo grandilocuente, asegura que "los llorones pronto verán los beneficios de su liderazgo". Para sus seguidores, es la voz de la verdad y el único capaz de restaurar el orden. Para sus opositores, es la señal de que Crapulake City acaba de entrar en un túnel sin final a la vista.

El escenario está listo para los próximos capítulos de este drama político. Lo único seguro en Crapulake es que la calma es un lujo que pocos pueden permitirse.

Donald se proclama ganador: Crapulake City despierta en un nuevo amanecer… ¿o en una pesadilla?

Tras una jornada electoral que dejó más heridos emocionales que votantes satisfechos, Donald ha sido declarado el vencedor de las elecciones presidenciales en Crapulake City. Con una victoria ajustada que ha provocado más dudas que certezas, el recién electo mandatario celebró su triunfo en un mitin grandilocuente rodeado de fuegos artificiales, coros patrióticos y una coreografía que parecía sacada de un musical propagandístico.

"¡El orden ha ganado!" exclamó Donald desde el escenario, mientras sus seguidores coreaban su nombre y sus detractores buscaban la manera de digerir la noticia sin atragantarse. En su discurso de victoria, el flamante presidente prometió "enderezar la nación" y "poner en su sitio a los desordenados", una declaración que algunos interpretaron como un llamado a la estabilidad y otros como una amenaza apenas disfrazada.

Los primeros análisis sugieren que el factor clave en su triunfo fue su campaña basada en el miedo y la promesa de una mano firme para controlar la ciudad. Mientras tanto, la oposición denuncia irregularidades en el proceso electoral, con rumores de apagones estratégicos, boletas desaparecidas y votantes que aseguran haber visto su propia sombra depositando el sufragio en su nombre.

A pesar de los festejos, Crapulake City se encuentra en vilo. ¿Será este el líder que traiga el orden o el que inaugure una nueva era de caos controlado? El futuro es incierto, pero lo que está claro es que el espectáculo de la democracia no termina con la votación; apenas comienza el próximo acto de esta historia de intriga, poder y, por supuesto, un poco de paranoia colectiva.


JORNADA ELECTORAL: Cuando votar se convierte en deporte extremo

Si alguna vez se preguntaron qué pasaría si las elecciones se combinaran con un apocalipsis zombie, la respuesta estaba ayer en Crapulake City. Lo que en teoría debía ser una jornada cívica y democrática terminó siendo un espectáculo digno de una película de acción de bajo presupuesto, con peleas callejeras, gases lacrimógenos y un desfile de eslóganes que iban desde la indignación legítima hasta el delirio absoluto.

Desde temprano, los colegios electorales se convirtieron en un campo de batalla improvisado. En el Condado Norte, los votantes adinerados, armados con sus gafas de sol de diseñador y su resignación elegante, se enfrentaron a largas colas que consideraron "una afrenta personal". Mientras tanto, en el Condado Sur, los manifestantes aprovecharon la ocasión para recordarle a las autoridades que votar no sirve de nada si el alquiler sigue subiendo como si lo calcularan con una ruleta rusa.

Los verdaderos protagonistas del día fueron, por supuesto, los "activistas espontáneos" (también conocidos como agitadores profesionales), quienes lograron transformar un simple proceso de papeleo en una experiencia de alto riesgo. Hubo lanzamiento de panfletos, discusiones encendidas y hasta alguna que otra pelea que terminó con políticos corriendo más rápido de lo que se les ha visto en toda su carrera.

La policía, con su habitual sutileza, decidió que la mejor forma de garantizar la paz era desplegar un arsenal digno de una invasión. Los antidisturbios se pasearon por la ciudad como si estuvieran en una convención de cosplay de guerra civil, y los drones sobrevolaban los colegios electorales como si esperaran detectar algún complot internacional en el puesto de hot dogs. El uso de gases lacrimógenos provocó un momento de solidaridad inesperado: por primera vez en la historia reciente, votantes de ambos bandos lloraron juntos.

Cuando finalmente se cerraron las urnas, Crapulake City quedó sumida en un silencio inquietante, solo interrumpido por los últimos estallidos de indignación y algún que otro contenedor en llamas. La gran pregunta sigue en el aire: ¿quién ganó las elecciones? Pero, siendo honestos, después del espectáculo de ayer, la verdadera pregunta es: ¿quién demonios quiere gobernar esta locura?


Crapulake City se relaja (o lo intenta) antes del gran día

Mientras la ciudad hierve con debates acalorados y los carteles electorales cubren cada centímetro de espacio disponible, algunos habitantes de Crapulake City han decidido que la mejor manera de prepararse para el caos electoral es, sencillamente, ignorarlo. En estos días previos a las elecciones, la ciudad ha sido testigo de iniciativas curiosas, intentos fallidos de evasión y pequeños momentos de respiro antes de la tormenta.

Los cafés han lanzado menús especiales de "desconexión política" con nombres sutilmente provocadores como "Latte Neutro" y "Café con Leche Bipartidista", prometiendo a sus clientes una conversación libre de debates electorales (hasta que alguien inevitablemente rompe la regla en la segunda taza).

Los amantes del cine han encontrado refugio en el único cine de la ciudad que ha decidido no proyectar ningún documental político. En su lugar, han optado por una maratón de películas de terror clásicas, un soplo de aire fresco para aquellos que no quieren pensar en qué votarán mañana.

Incluso los animales parecen estar sintiendo la tensión electoral. El refugio de Crapulake reportó un aumento inusual en la adopción de gatos. "Los gatos no te juzgan por a quién vas a votar", comentó una voluntaria mientras intentaba convencer a un cachorro de que el mundo no es un lugar tan aterrador.

Pero no todo es evasión. Algunos comercios han encontrado maneras ingeniosas de capitalizar la fiebre electoral. La panadería "Dulce Democracia" ha lanzado una edición especial de galletas con la cara de los candidatos, permitiendo que los clientes elijan si quieren "morder" a su político favorito o a su adversario. Y en el mercado central, un grupo de artesanos ha empezado a vender velas "para la paciencia electoral", garantizando, según ellos, ayudar a soportar las discusiones familiares del día de votación.

A medida que se acerca la jornada electoral, Crapulake City intenta encontrar momentos de ligereza en medio del vendaval. Porque, aunque todos saben que el gran día traerá caos, siempre queda espacio para un buen café, una risa compartida o, al menos, un gato que no opina sobre política.

Los Holmwood: la decadente grandeza de una familia en crisis

Los más nostálgicos recuerdan cuando Arthur Holmwood encabezaba cada evento benéfico con su impecable porte y su eterna sonrisa de ganador. Pero ahora, con los negocios familiares tambaleándose y las finanzas en un misterio más oscuro que sus legendarios salones victorianos, la pregunta es inevitable: ¿qué ha sido de los Holmwood?

El escándalo más reciente—una serie de inversiones fallidas y rumores de malas decisiones financieras—ha puesto a la familia en la mira de la prensa. En los círculos más selectos, se murmura que el apellido Holmwood ya no es garantía de estabilidad, sino una sombra de lo que alguna vez fue. "Antes, su mera presencia en una subasta hacía subir los precios. Ahora, los invitados solo asisten para ver si terminan vendiendo hasta los candelabros", comenta un asistente habitual de las galas más exclusivas de la ciudad.

Pero no todo es pérdida de estatus y miradas compasivas. En los últimos eventos sociales, algunos miembros de la familia han intentado reinventarse. Se han visto Holmwood rodeados de nuevos contactos, probando su suerte en el mundo del arte contemporáneo o explorando alianzas poco convencionales. ¿Estrategia de supervivencia o el último intento desesperado de aferrarse al poder?

Lo cierto es que Crapulake City sigue observando con morbo cada movimiento de los Holmwood, esperando ver si logran una resurrección digna de su nombre o si su legado se convierte en un eco lejano de una gloria perdida. En esta ciudad, después de todo, caer en desgracia es tan fácil como ser la estrella de la próxima gran noche de gala.


Caos y conspiraciones en la víspera electoral de Crapulake City

Lo que debía ser una noche de calma antes de la tormenta electoral se convirtió en una velada de sucesos dignos de una película de suspenso en Crapulake City. Los ciudadanos, que intentaban descansar antes de ejercer su derecho al voto, fueron sorprendidos por una serie de eventos que dejaron en claro que en esta ciudad, la normalidad es un concepto cada vez más lejano.

El primer gran incidente ocurrió en el parque central, donde un enfrentamiento entre simpatizantes de bandos opuestos escaló de los gritos y empujones a una guerra de carteles. Los rivales políticos, enardecidos por la tensión preelectoral, convirtieron la plaza en una improvisada cancha de batalla donde las consignas se lanzaban con la misma intensidad que los objetos. La policía llegó para restaurar el orden, utilizando dispersores de espuma de fiesta en una estrategia de pacificación que, si bien logró calmar los ánimos, dejó a varios con el cabello arruinado y la dignidad en el suelo.

No muy lejos de allí, un misterioso apagón dejó sin electricidad varios colegios electorales durante una hora. Aunque las autoridades culpan a una sobrecarga del sistema, las teorías conspirativas no tardaron en multiplicarse. Desde un sabotaje orquestado por agentes externos hasta una señal de que "las máquinas del sistema" están fallando, los ciudadanos de Crapulake no pierden la oportunidad de agregar un toque de paranoia al menú electoral.

Por si fuera poco, un enjambre de drones sobrevoló la sede del comité electoral sin explicación aparente. Aunque al principio se pensó que eran parte de un operativo de seguridad, pronto quedó claro que algunos llevaban pancartas publicitarias e incluso emitían mensajes grabados de candidatos. "Es como si viviéramos en un episodio de Black Mirror, pero con menos presupuesto", comentó un transeúnte mientras grababa la escena para su cuenta de redes sociales.

A pesar del caos, los ciudadanos de Crapulake City parecen haberse resignado a que, si algo caracteriza a su ciudad en tiempos de elecciones, es la imprevisibilidad absoluta. Con el amanecer, las urnas abrirán sus puertas, y con ellas, una nueva jornada de incertidumbre, debates y, muy probablemente, más escenas dignas de un guion cinematográfico.

DONALD TRUMP: ¿Mesías del orden o villano de opereta?

A estas alturas, Crapulake City no se pregunta quién es Donald Trump, sino cómo ha llegado hasta aquí sin que un meteorito caiga sobre su campaña. El candidato a la presidencia ha construido su imagen sobre el carisma de un vendedor de autos usados y la contundencia de un dictador de manual. Su discurso, plagado de promesas hiperbólicas y frases que oscilarían entre la genialidad y el disparate, ha dividido a la ciudad en dos bandos irreconciliables: los que lo ven como un salvador y los que consideran que su sola existencia es una prueba de que vivimos en una distopía.

El equipo de campaña de Donald ha sabido aprovechar el caos de las elecciones como una oportunidad de oro. Mientras los disturbios sacudían los colegios electorales, su eslogan "¡El orden es mi negocio!"

Las redes sociales, siempre listas para el espectáculo, han hecho de Donald un fenómeno viral.

Sin embargo, no todos ven en Donald la salvación. Sus críticos advierten que su obsesión con el "orden" es una excusa para llevar a Crapulake City a un autoritarismo de diseño, donde la seguridad viene acompañada de un recorte de libertades digno de una novela de ciencia ficción.

La gran pregunta ahora es si Crapulake City sucumbirá a la tentación del control absoluto o si los votantes decidirán que, por muy mala que sea la situación, siempre puede empeorar. Por lo pronto, Donald sigue sonriendo en sus afiches, con esa mezcla entre confianza inquebrantable y la certeza de que, pase lo que pase, su nombre quedará escrito en la historia… aunque sea en la sección de "advertencias".


Crapulake City: una ciudad al borde del abismo antes de las elecciones presidenciales

En Crapulake, las tensiones no solo son ideológicas, sino también profundamente personales. El resentimiento de las clases trabajadoras hacia las élites económicas se siente como una herida abierta, mientras los rumores y las leyendas urbanas —como la reciente aparición de la misteriosa mujer platino tras el accidente de los Harker— sirven como válvulas de escape para una población que encuentra en el drama un respiro ante la monotonía de sus preocupaciones cotidianas.

El pulso de la ciudad refleja el estado de ánimo de un país dividido. Mientras unos buscan consuelo en la nostalgia de un pasado idealizado, otros gritan por un cambio radical, conscientes de que el sistema parece diseñado para aplastarlos. Crapulake City, con su aire de película noir y su atmósfera cargada de promesas rotas, se ha convertido en el microcosmos perfecto para observar la tormenta emocional y política que envuelve al país entero.

En estas calles oscuras y saturadas de historia, el ruido de los manifestantes se mezcla con el de los coches blindados, los helicópteros de las noticias y los rumores de conspiraciones. A medida que se acercan las urnas, todos parecen tener claro que las elecciones no solo decidirán el futuro de la nación, sino también si Crapulake puede sobrevivir a sí misma.

Los Harker: una familia de película con un toque de gánster chic

En Crapulake City, si hay un apellido que resuena entre susurros, es el de los Harker. Juntos forman un dúo digno de cualquier novela noir: poderosos, escandalosos y envueltos en un aura de misterio y controversia.

Mina Harker, la indiscutible reina del drama social, deslumbra con su elegancia letal y su habilidad para transformar cada gala en su pasarela personal.

Por otro lado, Jonathan Harker, gánster reconvertido en magnate con más secretos que un confesionario, es el tipo de hombre que puede sellar un trato multimillonario por la mañana y ordenar un “favor” peculiar por la tarde.

Los Harker no solo acumulan propiedades y contactos políticos; acumulan enemigos, rumores y un desfile inagotable de intrigas. Son la pareja que todos adoran odiar y que, a la vez, secretamente envidian.

¿El último capítulo de su escandalosa saga? Un accidente con un Chevrolet blindado y un Lincoln Navigator, y un rumor de que una Marilyn Monroe espectral rondaba la escena. ¿Qué se puede esperar después? Con los Harker, absolutamente todo.


Crapulake City: La alta sociedad entre el lujo, el esnobismo y el miedo al futuro

Mientras las calles de Crapulake City hierven de incertidumbre política y disturbios ocasionales, la élite de la ciudad sigue moviéndose en su propio universo paralelo, donde el champán fluye, los eventos exclusivos se multiplican y las conversaciones giran en torno a la última tendencia en relojes suizos o la inminente caída de la civilización tal como la conocemos.

Los salones de moda en el Condado Norte han vuelto a llenarse con fiestas de etiqueta, en las que los asistentes, entre canapé y canapé, especulan sobre el destino de la ciudad. "Siempre hemos sabido adaptarnos a los cambios", dice con sorna un empresario del sector inmobiliario, mientras supervisa la subasta benéfica de un cuadro que, en otras circunstancias, bien podría haberse adquirido por una fracción de su precio. La crisis, dicen, afecta a todos, aunque claramente no de la misma manera.

En el club privado más exclusivo de Crapulake, la conversación de la semana ha girado en torno a las últimas maniobras políticas y económicas. Mientras unos brindan por la estabilidad que promete el nuevo régimen, otros susurran sobre planes de fuga a paraísos fiscales más seguros. "Siempre es bueno tener una salida de emergencia", comenta un banquero, con una sonrisa que no deja claro si bromea o simplemente expone la realidad de la élite.

Fuera de estos círculos, en los cafés y terrazas de moda, los influencers de la ciudad juegan su propio papel en la narrativa social. Con discursos cuidadosamente preparados para las redes sociales, se posicionan entre la defensa de los valores tradicionales y la crítica progresista, asegurándose de nunca quedar demasiado expuestos en un lado u otro del espectro. "La neutralidad es el nuevo lujo", bromea una celebridad local mientras posa para una foto perfectamente calculada.

En medio de este espectáculo de apariencias, una cosa es segura: la alta sociedad de Crapulake City no solo observa el caos desde su torre de marfil, sino que lo capitaliza. Porque en esta ciudad, si algo es cierto, es que todo puede convertirse en una oportunidad... siempre que se sepa jugar bien las cartas.


¿Cada vez más pobreza o gente más vaga?

En Crapulake City, donde el sol brilla menos que las esperanzas de un sueldo digno, la campaña electoral está en su punto más candente. Y como siempre, el tema de la pobreza vuelve a ser protagonista en los debates. Pero ¿es que de verdad hay más pobres o simplemente estamos ante una generación que se ha vuelto adicta a los videojuegos y a las pantallas de sus dispositivos?

Recordemos que en los gloriosos años pasados, las familias trabajaban 16 horas al día y, de alguna forma, lograban comprarse una casa con lo que sobraba del café de la mañana. Hoy, sin embargo, parece que el sueño de tener techo propio es tan lejano como el final de una saga de ciencia ficción en streaming. Pero claro, quizás no es tanto un problema de salarios como de prioridades. Ahora la gente invierte más en skins para videojuegos que en ladrillos. ¡Y luego se quejan!

El Misterio de la Mujer Platino

Crapulake City nunca duerme tranquila, y esta semana el destino ha decidido que el protagonismo sea para un incidente tan misterioso como inquietante. Los Harker, como ya comentamos en una noticia anterior, sufrieron un aparatoso accidente de coche en la carretera. Aunque el choque fue dramático, los verdaderos titulares no se centran en el accidente en sí, sino en lo que ocurrió después.

Según varios testigos, una mujer rubia, de cabello platino, apareció en la escena momentos después del impacto. Su porte elegante, vestido blanco flotando con la brisa nocturna, y un aire que muchos describieron como "irreal", dejaron a todos boquiabiertos. "Era como si Marilyn Monroe hubiera salido de la pantalla grande para pasearse entre nosotros," declaró un testigo.

Seguiremos pendiente de este misterio.

 

NUEVO HORARIO EN CINEMALAKE

El cine amplía su horario. La película de esta semana se proyectará también a las 17h., pues la mayoría de asistentes que acudió a la sesión de las 22h. se durmió por la lentitud de la trama.

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PRESENTACIÓN EN LEÓN (26.02.2025)

FOTÓGRAFO: Marcelo Tettamanti