LAS NOVELAS DE LA SEMANA NEGRA (X): TOURÉ. MAÑAS DE LAGARTO, de Jon Arretxe (Ed. Erein)

 
 

Touré, vitalista atrabiliario, inmigrante sin papeles rejodido por la vida pero que a pesar de todo no pierde nunca el optimismo africano, huyendo para salvar la vida, se esconde en un barco en el puerto de Bilbao… ¡Y hete aquí que casualmente aparece en el puerto de Las Palmas!..

Verdaderamente uno de sus más insignes representantes de la novela negra sin papeles, la novela negra ilegal de los pisos-patera, la novela negra inmigrante y buscavidas, la lumpen, sí, la novela tan negra que sufre el racismo europeo, es Jon Arretxe (Basauri, 1963), autor de la saga de novelas protagonizadas por Touré.

Como decimos cada vez que reseñamos la obra de Arretxe, la saga de novelas contundentes, entretenidas y repletas de inteligencia social (son novelas con mucha calle, mucha puta, mucho jeta, mucho barrio, mucha jerga, mucho lumpen desesperado, mucho mantero senegalés y mucha sirena de policía) ciertamente es el mejor ejemplo en nuestra novela negra de hoy de lo que el teórico Edward Said denominó en su día literatura postcolonial.

Y no hay mejor ejemplo de eso en nuestra novela negra que el propio personaje de Touré (un africano sin papeles que a lo largo de las nueve novelas anteroires de la saga ha sido detective, gigoló, pitoniso, confidente de la policía, pastor de ovejas, atracador de joyerías y millonario interino), ese personaje que es a la vez un resumen metafórico del mundo y la certificación narrativa de que el mundo es ancho y ajeno, bien parece la encarnación de lo que Thomas Carlyle, en su ensayo influyente y ya clásico titulado Los héroes en el que en las novelas diferenciaba epistemológicamente al héroe del antihéroe y del héroe vago, quiso decir con la acuñación crítica de héroe vago.

Sí, las diez novelas de Jon Arretxe de la serie de Touré son pequeñas nouvelles-mosaico de género negro entre el hard boiled y la crook storie (todas son novelitas repletas de situaciones de gran crudeza y dramatismo, pero entreveradas de optimismo africano, de humor negro y con influencias de la novela picaresca), las cuales exploran la vida de un superviviente postcolonial, y describen con talento su pelea diaria por la subsistencia (todo en la Europa actual con trazas de insolidaridad y xenofobia devenidas de una extrema derecha nuevamente emergente).

Mediante un verismo crudo pero amable (amable gracias al dinamismo de las peripecias argumentales y al humor), estas novelas nos ofrecen una mirada tan humana como reivindicativa sobre la inmigración a través de este personaje que, título tras título, vamos viendo en toda su epopeya íntima de crecimiento y dura supervivencia… Una supervivencia vital, de hecho, narrada mediante una primera persona con gran poder de impacto empático, la cual nos traslada, no solo al acontecer del personaje, sino también a su mundo interior bastante surrealista.

Touré, inmigrante subsahariano que llega a Europa con la feliz inocencia de quien cree que ha llegado a la Tierra Prometida, pronto descubrió que la vida entre nosotros de un inmigrante no era una estancia en el Paraíso. Y eso le hizo endurecerse y enmaliciarse rápidamente, pero sin perder su optimismo africano. Y es que a este personaje con un doctorado en sufrir y otro en sobrevivir, a lo largo de las diez novelas, le hemos conocido viviendo como un sin papeles en un piso patera en el barrio de San Francisco de Bilbao, y en un pueblo del pirineo navarro, y en los bajos fondos de París, y en el Madrid del barrio de Lavapiés y Puente de Vallecas entre los trabajadores explotados de los restaurantes hindús, y entre las prostitutas del bilbaíno Barrio de San Francisco. Y, mientras perdía la inocencia y se sobreponía a las putadas de la vida (putadas tales como la muerte de una hija en París), le hemos visto haciendo frente al racismo y la xenofobia ambiental de la Europa de nuestro tiempo combinada con la pobreza de raza… Y, mediante su rocambolesca vida, nos ha hecho explorar mientras leemos embebidos temas tales como la inmigración, el racismo, las mafias, la discriminación, la exploración laboral en los restaurantes asiáticos, el maltrato a las mujeres, la prostitución y las drogas sintéticas.

Y ahora Jon Arretxe acaba de publicar la décima novela de la saga, Mañas de lagarto  (Ed. Erein) con la cual entra narrativamente en un tema de gran calado: el de los migrantes desesperados que llegan como pueden a las Islas Canarias.

En esta nueva entrega de la saga Touré el escenario-mundo son las Islas Canarias patria del añoradísimo gran escritor de novela negra Alexis Ravelo, al cual, en estas páginas, se le hace un precioso homenaje (la novela de hecho se titula Mañas de Lagarto porque Touré, tras reafricanizarse –desde Canarias parece que África le llama de nuevo-, buscándose la vida en Las Palmas por la Isleta y el Paseo de las Canteras donde está robando tomates en un huerto urbano, se encuentra con un tipo con el que  acabará metido en el mundo de la lucha canaria con apuestas ilegales: es un luchador calvo, ingenioso y salado apodado el Lagarto de Escaleritas y el cual es la viva estampa de Alexis Ravelo). Y de la mano de este personaje se encontrará también con otros tipos pintorescos como Gaspar el Gallego (un okupa), el estrfalario dueño de un restaurante coreano, etc... Y, por si esto fuera poco, asimismo sale aquí como personaje también el celebrado protagonista de tantas novelas de Alexis Ravelo Eladio Monroy (el cual con Touré hace tan buena pareja que acaban protagonizando juntos toda esta novela).

En primer lugar hay que decir que en esta novela las escenas de lucha entre el Lagarto de Escaleritas y el León de Dákar azuzadas por el Gallego están narradas con tal dinamismo y eficacia y locura que parecen épica griega de Homero en versión carnaval pop.

En segundo lugar hemos de señalar que acaso sea ésta la novela con más humor serio-surrealista a lo Chester Himes  de toda la saga Touré.

Además no podemos dejar de puntualizar que, si bien ya eran muy atmosféricas las novelas de Touré que acontecían en el Barrio de San Francisco de Bilbao, el Las Palmas barrial que sale en esta novela parece escrito por Daniel Pennac.

La agilidad narrativa, la contención, la crítica social, el humor surrealista y el ingenio están asegurados: por eso hay que leer a Jon Arretxe.

Luis Artigue

www.luisartigueescritor.com

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