ESPIRITISTAS (antología de autoras españolas)

 
 

El 18 de abril de 1857 se publica en Francia la primera edición del Livre des Esprits, de Allan Kardec (pseudónimo del pedagogo y escritor Hippolyte-León Denizard Rivail), considerado el sistematizador de la doctrina espiritista, y ahora gracias a nuestros estudiosos de la Teoría de la literatura gótica sabemos que fue un libro que ejerció notable influencia en España, y que hasta influyó a genios literarios de nuestras letras como Gustavo Adolfo Bécquer (que conoció la doctrina espiritista en Sevilla gracias a su amigo José Miguel Carretero), pero nada sabíamos de la sombra literaria que dejó en las escritoras de nuestra tradición.

He aquí un libro que huele a otoño turbio; uno con hojas secas, velas trizadas, médiums, posesione, venganzas y voces que se arrastran por los pasillos del siglo XIX. 

Entrar en este libro oscuro como un caserón gótico es como colarse en un salón de espejos donde el pasado se dobla y se estremece. De hecho Editorial Deméter, uno de esos sellos-joya que los amantes de los libros bellos no nos podemos perder, nos ofrece en Espiritistas una antología breve –tan breve como un susurro en la noche– de cuatro cuentos firmados por tres escritoras españolas del XIX, todas ellas vinculadas al incipiente y aún desconocido movimiento espiritista que revoloteaba por Europa y sus cuartos de atrás. 

Con una cuidada edición ilustrada por Laura Montes, y en la cual antes de cada relato ofrece una biografía de la autora, el volumen no sólo rescata unas voces femeninas que el tiempo quiso silenciar, sino que exhuma el eco de una época que se interesó por 'lo otro': lo espiritual, lo intangible: lo que trasciende la línea que separa el morir del seguir siendo. 

Las autoras (Amalia Domingo Soler, Carmen de Burgos y Ángeles Vicente) no eran ángeles perfectamente inmóviles: eran mujeres que se levantaban, escribían, pensaban, escuchaban voces de más allá, creían o, cuando menos, se preguntaban por lo que había al otro lado. Y por eso en cada relato de este libro, en cada línea, hay un pulso: el de la duda, el de la trascendencia, el de la vida que insiste aún después de apagar su vela. Una vela que arde en la penumbra y deja ver su humo (aquí el humo es la idea esotérica de que quizá somos más de lo que somos; que quizá hay una habitación al otro lado del espejo). 

Una gran edición

Pero lo que hace grande esta edición no es sólo que rescate un objeto literario poco visible (las narraciones femeninas espiritistas del XIX), sino que lo haga con delicadeza, sin trucos, sin alardes inútiles. De hecho hemos de decir sin ambages que Editorial Deméter cumple a lo grande su pacto con el lector: obra cuidada, ilustración coherente, contenido con hondura. 

No obstante, quizá para un lector contemporáneo habituado a ritmos rápidos, la densidad, el eco de voces antiguas y el tono medio críptico del espiritismo pueden costar, pero el esfuerzo merece mucho la pena. Hay que dejarse envolver, dejar que el silencio se deshaga en las páginas, y que la penumbra haga su parte. En ese dejarse, el libro responderá con creces.

Pero hemos de decir que especialmente es un libro para el lector que ama lo gótico sin cálculo ni frivolidades, el que siente placer en lo tenue, en lo que permanece y no se ve… Un libro bello y distinto para quien reconoce que la literatura es también un territorio de fantasmas y de rescates en el que da gusto encontrarse con voces de mujeres que miraban al abismo con inusitada audacia.

Espiritistas es pues un acto de memoria (hay gente maravillosamente rara en este mundo; por ejemplo la gente que como la estudiosa Miriam López Santos o como Montse Ruiz que se dedican a rastrear las huellas del pasado literario gótico de España). Y en tal cometido, Editorial Deméter ha conseguido que estas tres autoras que nos presenta vuelvan a susurrarnos al oído. De hecho este volumen, pequeño en tamaño pero vasto en sus sombras, deja su marca: la de que lo olvidado puede volver, vestido de luz trémula.

Lector: préstale el oído a este libro en una noche de lluvia, y escucha lo que en él se dice y sobre todo lo que no se dice: verás que, entre los suspiros, hay algo que sigue latiendo.

ImagoSM