HAY UN MONSTRUO EN EL LAGO, de Laura Fernández (Ed. Debate)
¿Una novela corta? ¿Una crónica de viaje? ¿Una descripción muy sugerente de uno de esos lugares reales del mundo que parecen pura ficción? ¿Un ensayo narrativo sobre la interrelación fantástica entre creer y crear? ¿Un elogio de los cazadores de monstruos de salón? ¿Una mezcla entre nuevo periodismo y narrativa fantástica? ¿Un tratado sobre los monstruos que existen y los que nos inventamos porque los llevamos dentro? ¿Un viaje en el tiempo? ¿Un mapa del mundo como lugar fantástico? ¿Una invitación a revelarse contra todo lo literal por medio de la imaginación? ¿Una huida de la realidad hacia la ficción por medio de la reflexión autoficcional de raigambre novelera? ¿Un ameno aviso de la gran locura que hay en esto de estar vivo? ¿Una flipada total?
Con la gracia habitual de su prosa sincopada y repleta de inventiva verbal, de experimentación expresiva, rítmica y hasta tipográfica y salpimentada de ironía, y, además, con su especial habilidad para superponer alegremente a lo real mil planos fantásticos que nadie salvo ella había visto ahí, Laura Fernández (Tarrasaa, 1981), la voz más de moda del fantástico español actual gracias a que ha publicado cinco primeras novelas frescas, sorprendentes y loquísimas, un libro de relatos genial titulado Damas, caballeros y planetas y una obra maestra del fantástico como lo es su imprescindible novela La Señora Potter no es exactamente Santa Klaus, publica ahora un inclasificable librito titulado Hay un monstruo en el lago. El mundo como lugar fantástico (Ed. Debate).
Hay un monstruo en el lago es un pequeño gran libro en el que se aúna la historia del matrimonio MacKay que el 1933 aseguraron que, mientras conducían por la carretera que bordea el Lago Ness, vieron emerger del agua verdinegra un monstruo y así se lo contaron a la prensa y así se lo creyó muxha gente entonces y desde entonces. Y Hay un monstruo en el lago es la historia de la propia autora cuando vuelve a hacer ese viaje un siglo después tratando de reencontrarse con ese matrimonio y ese monstruo (hoy es un aburrido viaje de una hora en un barco de crucero turisteado hasta los topes por el lago de agua más negra de toda Escocia). Y también o sobre todo es la historia del mundo como lugar fantástico.
Sí, la autora, como David Foster Wallace en Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, se enrola entre los turistas de un barco que navega por el Lago Ness para escribir una crónica periodística. Y la crónica se convierte en un ensayo. Y el ensayo en una novela sobre los turistas como fenómeno y como estado del ser, y sobre qué pasaría con el mundo si de pronto el monstruo apareciera de verdad ante los turistas. Y la novela se convierte una locura lúcida maravillosa, y en muchas más cosas que no les puedo contar porque para saberlo han de leer este muy recomendable libro.
Luis Artigue