DURACIÓN DE UN FANTASMA, de Ismael Martínez Biurrun

 
 

Algo que no puedes olvidar ni casi soportar. Una mezcla entre Clive Barker, Mariana Enríquez, Pilar Pedraza y Emilio Bueso. Una historia para melangóticos adictos a las sesiones de urgencia del psicoanalista, y para sus padres tarados inconfesos. Sí, una novela de terror pesadillesco bastante dura, cruda, potente e impactante que la verdad es que, al acabarla, te deja seco…

Duración de un fantasma de Ismael Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) es a nuestro juicio la novela más acojonante de este autor porque, en sus páginas repletas de secretos familiares, experiencias extracorporales y suspense sobrenatural que demuestra que los traumas a veces pueden transformarse en monstruos y en seres grotescos, se encuentra la más impactante escena de terror que ha firmado un autor en castellano.

La familia Olano, la de los protagonistas de esta novela, es en sí misma una traumada y traumatizante novela de terror. Por eso, tras la reciente muerte del padre, su atormentada hija Romana (una escritora que se ha pasado la vida escribiendo historias de otros para no enfrentarse a la suya; una mujer de unos cincuenta años cuyos traumas se le convierten en visiones terroríficas y por eso vive sus días acechada por un monstruo y cuyos mejores momentos sexuales han pasado pero ella se resiste mucho a eso) decide emprender la búsqueda de su hermano Amador (un psico-curandero chamánico, o algo así, cuyas terapias casi lisérgicas en su día provocaron daños y muertes, y el cual desapareció misteriosa y voluntariamente por eso años atrás al poco de sufrir otras pérdidas en la familia (todo muy turbio, inquietante y oscuro).

 ¡La niñez de Romana y Amador repleta de juegos macabros da un miedo que te cagas, pero la búsqueda de Amador es en sí también una aventura paranormal!

En tal odisea a Romana le acompaña el joven Said (un enigmático veinteañero ebrio de juventud y adicto a la natación diaria para sanar sus dolores vertebrales, y que cuenta con una inmensa curiosidad por los poderes sanadores de Amador, y mucha necesidad  de saber a todo trance la verdad sobre los dones terapéuticos del chamán o lo que sea). Pero a lo largo de este peculiar periplo, Said descubrirá mucho más de lo que estaba dispuesto a conocer sobre los últimos supervivientes de la familia Olano. ¡Y al lector le resultará asombroso descubrir las complejas relaciones (complejas en lo psicológico, en lo real y hasta en lo sobrenatural) que hay entre los tres personajes!

Romana y Said, la madura y el joven, la del alma dolorida y la del dolorido cuerpo, en su contrapunto son el Quijote y Sancho del terror patrio, y el Holmes y Watson de nuestro thriller esotérico más bizarro.

¿Por qué exactamente Said está viajando con Romana? ¡Misterio! ¿Qué pasará cuando encuentren al magnético e hipnótico pero devorado por el delirio mesiánico y los acufenos Amador? ¡Misterio!

Así Said descubrirá, y nosotros con él, que nada produce más terror que las heridas mal cerradas del pasado, más aún para las personas vulnerables de psiquismo horadado.

La prosa de esta novela es muy rítmica, es rica en inventiva verbal pero no barroca (sino tendente a lo conciso y funcional), aunque tiene algunas metáforas tan plásticas que al lector le producen algo casi físico al leerlas. El talento de este escritor para crear atmósferas es incuestionable. El argumento es ingenioso, está muy bien llevado al modo de las novelas río con misterio, intriga, y terror sobrenatural dentro de lo real, pero no cierra; no es concéntrico sino que tiene un final que descoloca. El estilo de terror de esta novela, en la línea de Guillermo del Toro, no es del que te da mucho miedo sino del que te lo hace pasar muy mal. Y hay en estas páginas no pocas escenas impactantes, un par que rozan lo insoportable, y una sublime… ¿Cuáles?

Para saberlo tendrán que leer Duración de un fantasma, la mejor novela de terror del año.

ImagoSM